Decir adiós y romper lazos
Durante nuestra vida creamos lazos no sólo con personas, también con cosas y con situaciones. Y estos lazos pueden ser positivos o negativos, pero sean del tipo que sean siempre es doloroso y difícil separarse de algo. Incluso de aquello con lo que hemos creado un vínculo no tan positivo.
Se podría decir que la trayectoria de la vida transcurre en torno a nuestras relaciones. En esa trayectoria aparece algo nuevo como una persona que llega a nuestra vida, con el tiempo pasa a formar parte de ella con más o menos profundidad, y en cierto momento esa relación se termina debido a una ruptura o un distanciamiento. Pero siempre volvemos a empezar con alguien nuevo que aparece y el ciclo se repite (lo que no quiere decir que tenga que terminar de la misma manera).
Sea como sea, si echamos la vista atrás y recordamos a quienes han pasado por nuestra vida, las separaciones a las que hemos tenido que hacer frente, lo buenas o no tan buenas que fueron las relaciones… nos daremos cuenta de que de todas ellas hemos aprendido.
Por tanto, la vida se basa en ciclos, y es probable que estos ciclos nos puedan generar miedo a lo desconocido. Pero es necesario pararse y analizar la situación, la manera en que la vida está yendo, si nos sentimos a gusto con ello y si nos aporta felicidad, ya que lo único seguro es lo que se tiene en el momento y sólo se vive el aquí y el ahora. El pasado es ya un recuerdo, y el futuro es un anhelo.
Pero son muchas las ocasiones en que decidimos no dar ese paso y nos mantenemos soportando los avatares con tal de no “ponernos en marcha” para después sufrir una nueva pérdida y quedarnos una vez más con sensación de abandono. Es necesario que nos conozcamos más y que seamos conscientes de que a pesar de que las relaciones son algo importante en la vida de todas las personas, no debe ser a cualquier precio.
Lo que tenemos que hacer es valorar cada situación y saber reconocer lo que es bueno para nosotros y los demás. Y no tener miedo a dar ningún paso ni a cambiar nuestra vida cuando no estemos satisfechos con ella. Hay que atreverse a tomar decisiones, pero se debe hacer evaluándolas y meditándolas. Y hace falta cerrar un ciclo, no tenemos que dudar. Siempre hay un lado bueno en todos los cambios.